Por: Félix Orejuela Rivera Tomado de: Diario Occidente. 16 de Julio de 1970. Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero. Jovita ha muerto en este julio, mes de la libertad y de los soles bravos. Muere esta mujer cuando manos amigas auspiciadas por un cronista de OCCIDENTE, Pardo Llada, habían reunido varios miles de pesos para una casa. Y murió fulminada por su corazón de mujer humilde y buena, por su reinado, el reinado de la ilusión, feliz sin proponérselo, parodiando a Barba Jacob, podía repetir: y nadie ha sido más feliz que yo. Hace unos cuarenta años y en el escenario de La Voz de Higueronia, Jovita empezó a ser conocida. Cali y el Valle del cauca contaron con ella, una reina vitalicia: alta, magra, con esa edad indefinida, porque nunca se supo cuantos años tenía, vivió en un mundo fantasmagórico, y su dulce locura no causó mal a nadie. Oriunda de Palmira, era un personaje popular. Y tenía una virtud humana que hoy casi es flor exótica: La gratitud. Cuando se