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Mostrando entradas de octubre 19, 2013

EN TIEMPOS DE JOVITA 1964 - 1970

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Recorrido visual por algunas de las noticias de los principales Diarios de Cali, durante los años 1964 – 1970. Estética y Poder. Fuentes: Varias. Biblioteca Departamental Jorge Garcés Guerrero. Santiago de Cali.

JOVITA

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Por: Félix Orejuela Rivera Tomado de: Diario Occidente. 16 de Julio de 1970. Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero. Jovita ha muerto en este julio, mes de la libertad y de los soles bravos. Muere esta mujer cuando manos amigas auspiciadas por un cronista de OCCIDENTE, Pardo Llada, habían reunido varios miles de pesos para una casa. Y murió fulminada por su corazón de mujer humilde y buena, por su reinado, el reinado de la ilusión, feliz sin proponérselo, parodiando a Barba Jacob, podía repetir: y nadie ha sido más feliz que yo. Hace unos cuarenta años y en el escenario de La Voz de Higueronia, Jovita empezó a ser conocida. Cali y el Valle del cauca contaron con ella, una reina vitalicia: alta, magra, con esa edad indefinida, porque nunca se supo cuantos años tenía, vivió en un mundo fantasmagórico, y su dulce locura no causó mal a nadie. Oriunda de Palmira, era un personaje popular. Y tenía una virtud humana que hoy casi es flor exótica: La gratitud. Cuando se

Jovita: Símbolo de Femenidad

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Por Margarita Tomado de Diarío Occidente. 16 de julio de 1970. Hace acaso una semana la vi por última vez. Pasó a mi lado, en cualquier esquina céntrica, rozándome casi con la le­vedad de su figura increíblemente esbelta. Iba vestida de color rosa-ingenuo, con medias claras que disimulaban alegremen­te la línea imperfecta de las piernas. Y aquellos zapatos que ella prefería —siempre de tacón—, de modelo indefinido pero impecablemente limpios. En la cabeza, sujetando el cabello corto y crespo, la imprescindible "balaca" del mismo color del traje. Y en el cuello y las muñecas los también imprescindi­bles collares y pulseras, grandes, llamativos, de muchas vuel­tas. * Esa es la imagen que me queda de Jovita Feijóo, cerran­do la secuencia de otras miles, creadas en tantos años y oca­siones. Siempre con la perseverancia de una elegancia ajada y conmovedora, vistosa sin ser extravagante ni llegar al ridículo. * Si se buscara el ascendiente, el "carisma" de esta r

Entrevista Insolente: Jovita

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por: José Pardo Llada Tomado del Diario Occidente. 16 de julio de 1970. Santiago de Cali. Colombia. Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero. Desde que inicié "las insolentes" —y ya voy por la 43— no sé cuántas veces me han insinuado que entreviste a Jovita, el popular personaje folclórico. Sin embargo, he tenido una sistemática resistencia a conversar con Jovita. Siempre me ha parecido cruel la sonrisa burlona de las gentes al ver a Jovita. Nunca he entendido la razón de su popularidad. Comprendo que a muchos divierta su estrafalaria vestimenta, su exagerado maquillaje o su maniática presunción de no sé qué reinado ilusorio. Pero a mí, francamente, Jovita más que ri­sa me produce melancolía. Y ayer, cuando quizás por falta de tema, decidí entrevistarla y se sentó frente a mi mesa de OCCIDENTE y respondió —con absoluta lucidez y seriedad— cada una de mis preguntas, comprendí que tenía razón en mis prevenciones. Jovita —su risa, su maquillaje, su vestime

JOVITA SE DEFIENDE

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Tomado de Diario El País. Mayo 1968. Biblioteca Jorge Garcés Borrero. Cali. Colombia. La estampa de Jovita que irrumpió ayer en este diario no fue la de una semana anterior, cuando vino entre el coro de alegría de los estudiantes que la habían elegido su soberana. Llegó en esta ocasión casi estrujando los diarios en donde “se me dice vieja loca” y estalló de pronto en lagrimas para afirmar que “nunca esperé que esta corona se me fuera a convertir en lagrimas”. Solicitó papel para escribir una carta de “rectificación” a los diarios de los calificativos insultantes. La es escribió entre sollozos subrayada con frases de reto y redactó un documento que muestra el lado intensamente humano de esta mujer del pueblo, con vanidad propia de su sexo alimentada con una dosis crecida de ingenuidad, que la han ubicado en el terreno de los personajes pintorescos. - Yo soy reina –dijo- desde los tiempos de la voz de Higueronia y acepté el reinado de los estudiantes porque me insistieron. Pe